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Hoy he vuelto. He visto mis raíces, como era, como soy. He analizado cada miedo que superé, y los que han nacido; cada cambio que ha surgido en mí, y cada causa correspondiente; cada persona que se cruzó en mi camino, o aquellas que dentro de poco se irán. Y sí, he llorado, porque no puedo pensar cómo será el mundo sin ellos, pero tambien he sonreído, con alegría, al recordar cada momento a su lado, cada carcajada, cada abrazo, cada rabieta, cada sentimiento que han conseguido despertar en mí, porque han sido el despertador de mi corazón.
He visto las plantas floreciendo, y me he preguntado a mí misma si serán conscientes de que Septiembre acabará apagandolas, pero siguen ahí, con sus diversos colores y olores, protagonizando la primavera; y  eso me hace pensar que no hay que temer al futuro, simplemente debemos respetar su curso, porque si las personas vienen o se van de nuestras vidas es por algo, e igual que muchos amigos se van y quizá no vuelva a verlos nunca (cosa que me dolerá como una patada en la tripa), otros vendrán, y les querré tanto como a ellos.