Esta mañana al despertarme he pensado en lo mucho que echo de menos a mis amigos, pero en la pena que me da separarme de los otros. Hemos compartido tantos momentos...pero quizá nos venga bien un tiempo separados para reencontrarnos con los amigos de nuestras ciudades respectivas.
Va a hacer casi un año que una ciudad chiquitita pero perfecta me acogió en uno de sus colegios, y tambien va a hacer casi un año que conocí a una de las personas más importantes para mí actualmente.
Recuerdo que al principio no me caía muy bien, y de hecho tuvieron que pasar ciertas cosillas para que empezaramos a hablar en serio, entonces me di cuenta de lo mucho que se hace querer.
Poco a poco nos hicimos amigos, muy amigos, y desahogadores el uno del otro.Y sí, nos enfadamos muchas, infinitas veces, pero yo por lo menos siempre me paso la tarde pidiendo que llegue el proximo recreo para decirle ¿podemos hablar?, pedirle perdón y darnos un abrazo, sí, uno de esos que aunque te den mil sigues acordandote perfectamente de cada uno de ellos (independentemente de que tengas mi memoria de pez).
Pues eso, que lo siento verano, pero es que estoy un poquito cansada de ti, quiero que me traigas a este chiquillo o que me lleves allí, pero es que este que la primera semana me pareció el típico "simpático en exceso", es el mismo al que hoy no quiero perder por nada.
